En mi camino he tenido muchas experiencias que me han mostrado la existencia de una energía que no pertenece a este lugar, una especie de infiltrado en este mundo que desvirtúa y pervierte todo lo que es sagrado. A esta energía yo le llamo “el enemigo” y es importante hablar sobre él para aprender a identificarlo y librarnos de él.
He observado una tendencia en <<círculos espirituales>> en donde se niega la existencia del enemigo o se trata de minimizar u ocultar sutilmente, usando frases como: “todo es tu mismo reflejo”, “no hay diferencia entre el bien y el mal”, “la luz y la oscuridad son lo mismo”, “como es arriba es abajo”, etc. etc. Son frases que se pueden leer en muchos libros de “sabiduría” y la gente simplemente copia y pega… pero en la mayoría de los casos carecen de un verdadero entendimiento… yo veo en estas frases una distorsión que permite que la ignorancia y el mal se propaguen. Hay quienes dicen que si yo veo a un enemigo es porque el enemigo está en mi… y aunque esto pueda tener elementos verdaderos, cuando no se sabe interpretar se está negando por completo la parte de nuestra realidad que es sumamente trágica y triste, como si no existiera el sufrimiento y la injusticia en nuestro mundo… yo estoy en desacuerdo cuando dicen que esta parte de la realidad es necesaria y que está “en perfecto orden divino”, mi corazón me dice que eso no está en alineación con la verdad y por eso expongo mi experiencia con el enemigo.
No se trata de darle fuerza y atención al enemigo, como tampoco se trata de fingir que no existe… más bien poner sobre la mesa esta energía, dialogarla, digerirla y trascenderla. Es necesario y muy importante aprender a navegar entre las sombras de nuestro interior para permitir a la verdadera luz limpiar cada rincón de nuestro ser y poder regresar a la armonía real.
La verdadera sabiduría es algo natural que portamos dentro, lo puedes ver manifestarse a través de la pureza de los niños porque no tiene estructura ni forma, pero conforme vamos creciendo las constantes programaciones a través de la sociedad y la propia familia en muchos casos bloquean esta conexión, se van creando capas en nuestra mente que eventualmente habrá que derribar.
La sabiduría es un camino que va forjando la propia experiencia personal de cada individuo, en donde se van revelando los secretos conforme se sigue avanzando y esto debe traer consigo un proceso de integración para lograr un verdadero entendimiento. Para llegar ahí es indispensable des identificarse del falso yo, entender que no somos nuestros egos y entonces integrarlos. El enemigo se ha infiltrado en casi cualquier lugar, pues una de sus formas es utilizar a los egos no integrados para trabajar, de esta forma usa cualquier recurso “espiritual” para infiltrarse y engañar a la gente… aprovechándose de la vulnerabilidad de las personas que genuinamente buscan respuestas. Esto puede ser a través de cualquier religión, ceremonias de medicina, danzas, círculos de meditación, círculos de yoga, camino rojo y cualquier tradición…. desde ahí puede robarles su atención, su tiempo, dinero y energía. No digo que estas formas estén desvirtuadas por sí solas, pero dependerá desde dónde se comparte la energía, si hay o no entendimiento de ese conocimiento para compartirlo y principalmente si los egos de quien comparte están bien integrados o no, de lo contrario el enemigo puede estar presente en cualquier espacio. Por eso hay que poner mucha atención a dónde vamos y ver cómo nos sentimos energéticamente con la forma en la que se comparte cualquier conocimiento.
Hoy en día existen diversos placebos espirituales que pueden dejar al humano estancado en una burbuja de espejismos y bucles energéticos, porque algunos conceptos están ya tan desvirtuados o malinterpretados que impiden un trabajo de integración real sobre los aspectos de sombra y oscuridad, lo cual es vital para dar los siguientes pasos hacia la verdadera libertad.
Si bien es cierto que es importante ver más allá de los conceptos duales para navegar en los planos de energía más sutiles, para ello es importante primero comprender lo que está pasando dentro de nuestro ser, en nuestra humanidad y en nuestro planeta en este presente… para vencer al enemigo es necesario reconocerlo y enfrentarlo, no negarlo.
El enemigo está más allá del concepto de dualidad, el problema es que esta energía quiere que neguemos su existencia o que la normalicemos dentro de estos conceptos desvirtuados, fingiendo ser parte de un balance perfecto en esta realidad, un falso yin yang… de esta manera puede seguir oculto alimentándose de la energía de la humanidad. Por eso se vuelve muy delicado cualquier concepto espiritual o energético que adoptemos, si no tenemos cuidado podemos estar dejando una puerta abierta al enemigo para que se alimente de nosotros o drenen nuestra energía.
En esta realidad no todo es luz y amor… y si una persona no sabe enfrentar estas energías puede terminar muy lastimado o completamente perdido.
El enemigo no es una persona o grupo de personas, pero cuando una persona está ausente de sí misma puede terminar siendo una herramienta del enemigo, un peón en su juego de ajedrez. El enemigo busca eliminar la esencia de la especie, deshumanizarnos, dividirnos, transformarnos en máquinas, mantenernos idiotizados por los placeres más bajos y extraer de nosotros la energía vital por medio del consumismo, la atención y nuestro tiempo… lo han hecho por muchísimas generaciones y planean hacerlo por muchas más. Cuando uno se da cuenta de lo que están haciendo con la humanidad, el juego de la vida se amplifica y se transforma en algo muy grande, relevante, emocionante y serio… porque entonces podemos ver cómo todo lo que hagamos en nuestro camino tiene una conexión y relevancia. La voluntad del ser es tan poderosa que puede cambiar el rumbo de las cosas y abrir nuevas posibilidades.
El enemigo quiere hacer creer al humano que su presencia (la del enemigo) es necesaria para nuestro desarrollo y crecimiento, creando así una apertura en el humano que le otorga un permiso para seguir cultivando su energía y lastimando su naturaleza. Tal vez al principio fue así, tal vez sea cierto que el enemigo fue quien nos dio la posibilidad de distinguir el bien del mal, tal vez el concepto de la dualidad original nació con su presencia… pero hoy en día los tiempos son distintos, nos estamos acercando a una nueva era en nuestra humanidad, al resurgimiento de la verdadera esencia de nuestra especie. Ya suficiente mal se ha manifestado en nuestra tierra, no necesitamos más y en la medida en la que comencemos a identificar estas programaciones mentales y a pintar nuestra raya entonces ese mal ya no podrá alcanzarnos, pues lo habremos puesto todo en su lugar. El lugar del enemigo es muy distinto al reino en donde se cultiva el amor y la armonía. Hay una diferencia y es de vital importancia comprender esto, si seguimos negando esta línea que divide y separa la verdad de la mentira estaremos contribuyendo al circo de la humanidad en donde se monta un show barato que está muy alejado de la esencia verdadera del ser, prácticamente estaríamos dando permiso para que se siga cultivando el sufrimiento. Todos estamos en distintos procesos y es importante ser compasivos y pacientes con nosotros mismos y con el prójimo. Comprendiendo que la compasión y paciencia no es permisivismo ni sumisión. Cada quién elegirá qué camino tomar y eso se debe respetar siempre.
Algo muy importante es que el enemigo no tiene una conexión directa con el espíritu, como sí la tiene el humano, por eso es que necesita mantener distraído y dormido al humano para usarlo como una pieza más en su juego y que el humano no se de cuenta de lo que es. En otras palabras, el enemigo no tiene poder propio y cuando el humano recuerda su esencia, el enemigo es quien teme. Porque el humano despierto reconecta sus canales directamente con la divinidad y si su voluntad así lo manifiesta, se convierte en guardián del amor, de la verdad y de la libertad, su poder es inmenso pues sabe que en su código lleva la fuerza, el honor y la sabiduría de todos sus ancestros, de toda la naturaleza, del padre y de la madre creadora del mundo real y de la verdadera Humanidad en unidad.
No tengas miedo del enemigo, ante la presencia de la verdad el enemigo no tiene fuerza. Con cada paso que des hacia la libertad te darás cuenta de que no estamos solos y empezarás a sentir la dicha de estar aquí, ahora.
Continuará…