Cualquier información compartida que carezca de entendimiento es una mentira, aunque lo que se esté diciendo sea la verdad. Es decir, un sabio que comparte un entendimiento desde su experiencia habla la verdad, de ahí viene la sabiduría… pero alguien que sólo lo repite no porta en su ser el mismo entendimiento, por lo tanto sus palabras pueden estar huecas y convertir una verdad en una mentira… depende mucho quién dice qué y desde dónde.
La verdad no puede ser imitada, la verdad se emana y se sostiene desde el entendimiento, de otra manera es sólo información hueca… sin vida. Por eso el camino espiritual no puede ser encontrado en un libro, la información te puede acercar, pero es el entendimiento lo que te empieza a liberar realmente. El entendimiento llega a través de la experiencia.
Si has escuchado a alguien hablar sin entendimiento rápidamente te darás cuenta, es algo que se puede sentir, es como si estuvieras escuchando a un programa de computadora, es pesado. Cuando alguien habla con entendimiento rápidamente se distingue que la verdad está presente y entonces algo se empieza a descifrar y a revelar energéticamente, ese compartir se vuelve algo nutritivo y se siente ligero porque se comparte desde el corazón con la forma única de cada persona, sin imitaciones… la verdad trae consigo la liberación mientras que la mentira crea prisiones o estancamientos.
Algo importante sobre esto es primero identificar y distinguir nuestros distintos cuerpos, a manera general: tenemos un cuerpo físico, un cuerpo mental y un cuerpo espiritual. El cuerpo físico es el regalo que se nos dio para experimentar este plano físico y llenarlo de experiencias, porta una sabiduría natural y en la medida en la que lo activamos nos revela grandes misterios sobre este maravilloso templo del cuerpo humano. El cuerpo mental es una gran herramienta que nos ayuda a crear en este plano físico cosas maravillosas (o desastrosas), pero la mente nunca se va a poder acercar al conocimiento verdadero, siempre se quedará en los planos ilusorios de la realidad porque esa es su función. De los tres cuerpos, el único que tiene acceso a lo que yo llamo “el verdadero conocimiento” es el espíritu, es aquello que nos conecta con los aspectos más profundos de la vida, aquello que no puede ser explicado con palabras ni mucho raciocino, es algo telequinético y energético, se siente, trasciende el plano físico, trasciende la mente y esta realidad, es un estado de contemplación que no puede ser nombrado.
El desarrollo de nuestro mundo se ha creado principalmente a base de la mente y ha dejado de lado al espíritu y al verdadero conocimiento. Por eso el “progreso y evolución” que yo veo en la sociedad muchas veces más bien parece retroceso e involución. Por eso es vital reconectar con nuestro cuerpo espiritual para comprender los aspectos más profundos de nuestra existencia y entonces construir un mundo basado en pilares reales que nos alimenten el corazón, recordando así lo que significa estar vivo.
Por esta razón el verdadero camino espiritual es completamente personal y único y eso es algo hermoso, porque nadie en este mundo es igual, cada quien debemos encontrar nuestra forma única de conectarnos con nuestro propio ser y con la energía de la verdad, nadie nos puede decir cómo conectarnos mas que nosotros mismos. El trabajo aquí es que no podemos permitir que sea el ego el que nos instruya, porque siendo así estamos perdidos… la liberación viene del ser y no del ego, por eso la importancia de integrar muy bien los egos y domarlos completamente.
La silla del rey le corresponde sólo al rey, la silla de la reyna corresponde sólo a la reyna (dentro de uno mismo).
Para lograr distinguir la verdad de la mentira lo primero es integrar nuestros egos, conocer nuestro falso yo, explorarlo, retarlo y eventualmente domarlo. Esto es indispensable porque al hacerlo estaremos quitándonos una capa en nuestros oídos y en nuestros ojos para poder ver las cosas como son realmente, sin la intervención de los ojos, oídos o intenciones de nuestros egos o mente.
Lo emocionante es que esto es un trabajo diario y las capas que se van eliminando pueden ser muchas. En la medida en la que vayamos puliendo nuestro ser será cada vez más fácil identificar cuando nosotros mismos estemos hablando desde la verdad (el ser) o desde la ilusión (los egos/mente) y así empezar a integrar aspectos cada vez más profundos que nos acerquen a la versión completa y verdadera de nosotros mismos y de nuestra humanidad.
Hay muchas herramientas que nos pueden ayudar a pulir nuestra brújula interna para activar este discernimiento de manera más “natural” y sostener la energía de la verdad desde nuestro ser. En resumen: cuida tu energía, mente, cuerpo y espíritu. Procura alimentarte sanamente, tanto físicamente, como todo aquello que ves, lo que escuchas, los lugares que frecuentas, tus relaciones, etc., todo tiene un impacto en la nutrición o deterioro de nuestro campo energético y eso tiene una relación directa en la claridad con la que vemos, escuchamos y sentimos.