Soy un hombre, tengo 33 años y en este siglo XXI no ha sido fácil entender realmente lo que eso significa. ¿Qué significa ser un hombre? ¿qué implica? En este presente veo mucha distorsión alrededor de esta figura que yo habito, de esta parte de la naturaleza… como si algo quisiera borrar nuestra esencia natural y cortar nuestras raíces profundas.
Recuerdo mis tiempos de infancia y cómo fui creciendo, cada etapa revelando un pedacito de entendimiento a esta pregunta que me hago ahora, mostrándome distintas facetas de mi evolución de niño a adolescente, adolescente a adulto, a hombre… y puedo ver la fuerte influencia del mundo que me rodeaba para construirme de cierta forma. Es muy claro observar cómo ciertas programaciones iban jalando la energía hacia cierto rumbo, como si se tratara de un magnetismo que quisiera crear hombres de cierta manera específica.
A través de los medios de comunicación, películas, series, novelas… sutilmente se estableció un sistema de programación que fue normalizando la imagen del falso hombre, que porta cualidades muy pobres en general: ausente de sí mismo, carente de valores, mentiroso, ambicioso y fácilmente manipulable… El problema es que esta normalización la empezamos a sostener como sociedad, hombres y mujeres, permitiendo que se alimentara este monstruo y, los efectos de esta figura de falso hombre normalizada son desastrosos porque genera un punto ciego disfrazado de verdad.
Hay hombres de gran corazón, buenas personas y con buenas intenciones, pero a veces surgen comportamientos que son el reflejo de programaciones perfectamente instaladas, es como ver un sistema que reproduce en automático ciertas actitudes, frases, pensamientos o maneras de actuar… y está muy normalizado que se vean como cualidades de un hombre… el problema es que eso (el programa instalado) NO es un hombre, es más bien la ausencia de un verdadero Hombre.
El falso hombre es la proyección de un programa que está instalado en muchas personas, el cual se alimenta de quien lo sostiene. Eliminar estas programaciones de la mente es algo necesario, el proceso de desinstalar puede ser tan simple como darse cuenta de las respuestas o comportamientos automatizados que tenemos, sobre todo aquellos que sólo alimentan la parte superficial de nuestro ser y los placeres más bajos. Cuando empieza el acecho de uno mismo entonce surge la oportunidad de ver, para entonces cambiar el rumbo de nuestro comportamiento conscientemente. ¿Para qué? Para tener la oportunidad de convertirnos en la versión Real de nosotros mismos, lo cual impacta en todos los niveles para construir una humanidad bonita, consciente y verdadera.
Los verdaderos hombres siempre han estado aquí, pero el foco de la atención de las masas se ha orientado hacia la figura del falso hombre principalmente para sembrar eso en nuestra mente.
En los últimos años he presenciado un ataque hacia los hombres sin sentido, responsabilizándonos de prácticamente todas las tragedias de nuestra historia, lo cual ha generado un efecto colateral muy dañino en donde algunos hombres empiezan a tener miedo de mostrarse, de hablar y de Ser.
Esta barrera (aunque es ilusoria), tiene fuerza cuando la sostienen muchas mentes y personas enojadas que proyectan su dolor y sus traumas en contra de esta figura inocente… creando una línea divisoria muy marcada, que sólo causa daño y dolor… también genera una distorsión en las energías naturales, las mujeres se empiezan a masculinizar y los hombres se vuelven más femeninos, lo cual trae consigo una gran confusión en la psique social y un desequilibrio en el orden natural.
Cuando un hombre real está presente hay cualidades básicas que sostiene: su energía está integrada, sus egos domados y su consciencia limpia, un hombre real trasciende las etiquetas de “bueno o malo” y actúa acorde a lo que se tiene hacer en el momento presente, no importando los juicios de los demás, él ve más allá pues está al servicio de algo más grande… es guardián por naturaleza, pues parte de su rol es proteger lo sagrado de la vida.
Un hombre real aprende de sus errores y se corrige, crece y es suficientemente fuerte para reconocer cuando ha fallado, pues los egos ya no le estorban en su crecimiento. Un hombre real jamás va a lastimar a un ser inocente intencionalmente y no tendrá miedo de proteger todo aquello que él sepa valioso, pues en su código lleva el honor y la justicia. Un hombre real es fiel a sí mismo y si decide compartirse en pareja, un hombre real es fiel a su pareja, porque sabe de lo sagrado del vínculo, lo sagrado de la energía sexual, su compartir va mucho más allá del placer físico. Un hombre real es honesto, no miente, es verdadero a su palabra y a su camino, tiene confianza en sí mismo pues se sabe parte del todo. Es guardián del mundo real porque los ojos de un hombre real ven la verdad, entonces se prepara, se disciplina y hace lo mejor que puede para servir.
Un hombre real no permite que se le impongan programaciones absurdas que atentan en contra de la verdadera libertad, no se deja intimidar o influenciar por ninguna moda social para encajar, no usa palabras ni pronombres que atentan en contra de la congruencia, pues sabe que al hacerlo estaría alimentando un sistema de distorsión y de perversión que ataca la verdadera armonía de la naturaleza y a las raíces de nuestra humanidad, de la cual él es guardián. Sabe lo que significa el Respeto y no emite juicios hacia los caminos ajenos de otras personas, al mismo tiempo busca alianzas con otros humanos que van hacia el mismo rumbo, aunque se tomen rutas distintas, pues sabe la importancia y el valor de la comunidad y de la tribu para proteger la armonía de la vida.
La unidad de la especie, principalmente entre el Hombre y la Mujer como los pilares de la familia y de la sociedad, es algo poderosísimo… el poder que se emana de la unidad y verdadera naturaleza puede derrumbar todas las mentiras con las cuales se ha montado el circo del mundo falso en la sociedad moderna. Un hombre real reconoce en sí mismo su energía masculina y femenina como dos fuerzas complementarias igual de importantes, cada una con su cualidad única y perfecta.
Un hombre real es un ser humilde que siempre está aprendiendo… pero más allá de todas estas cualidades de lo que para mí significa Ser Hombre, es un trabajo diario. No quiere decir que si no cumplimos con todas estas características no somos hombres reales… el trabajo sincero, la voluntad de ser mejor y la humildad de corregirse marcan la diferencia. Ser hombre es un verdadero honor, porque implica vencer muchos miedos, es de valientes, porque se necesitan limpiar muchos prejuicios equivocados con integridad, requiere de verdadero trabajo personal, se requiere de gran vulnerabilidad y sensibilidad, al mismo tiempo de una gran fuerza de voluntad para vencer la apatía, para mostrarse, para hablar cuando hay que hablar y guardar silencio cuando es necesario, para defender y proteger, es necesario ser honesto y verdadero con uno mismo, sin engañarse.
Por estas razones y muchas otras, un hombre real es sumamente valioso, es tan necesario y tan importante en este presente… el mundo real necesita de hombres verdaderos, que no permitan que otras energías disfrazadas dirijan a la humanidad y a las generaciones más jóvenes hacia la autodestrucción…. en la medida en la que se empiecen a mostrar más y más hombres reales dentro de la sociedad nos daremos cuenta de que el enemigo nunca fue el hombre… sino lo que se escondía detrás, que impedía que surgiera su verdadera esencia.